KAREN
En Tailandia es la etnia más numerosa de las llamadas tribus de la montaña, provienen del Tibet y sus leyendas cuentan que sus antepasados atravesaron un río de arena corriendo, pues se piensa que esta leyenda hace referencia al desierto de Gobi y así emigraron hasta el norte de Tailandia. Viven en zonas montañosas de próximas a la frontera con Birmania. Se dedican igualmente al cultivo del arroz, frutas y verduras y su intrépido sentido comercial les ha permitido obtener también recursos gracias al turismo.
Los grupos Karen destacan entre las demás tribus del norte de Tailandia por comer una gran variedad de alimentos, incluyendo productos de la jungla tales como las serpientes, los murciélagos, los monos, las larvas de abejas, las hormigas, el azúcar de palma, la miel silvestre, las hierbas del bosque, las ranas y las lagartijas. Su relación con los elefantes es muy próxima y especial, son muchas las aldeas que tienen más de uno para utilizarlos respetuosamente en las tareas del campo y como símbolo de compañía. Son también famosos por su capacidad para trabajar la plata, mostrándola en sus vestimentas que siempre están adornadas con grandes collares de plata. En sus vestidos de tela de algodón, el color liso o blanco los usan las mujeres solteras, mientras que los colores vivos, o azul y rojo son para las que se casan. Aunque originalmente eran animistas ahora una gran cantidad de ellos es Budista o ha sido convertido al Cristianismo, sin embargo, no se han desprendido de sus tradiciones animistas que combinan con esas otras religiones. Hay monasterios budistas en la mayoría de las aldeas karen, pues son el centro de la vida comunitaria de sus aldeas. Los Karen budistas a menudo usan amuletos en forma de pequeñas imágenes de metal, piedra o arcilla de Buda que utilizan alrededor de sus cuellos como poder de protección. El lado más ancestral de los Karen perdura en su animismo, que guarda la creencia en k’lar que significa alma, un conjunto de 37 espíritus que encarnan a cada individuo. Sus historias cuentan que la desgracia y la enfermedad son la causa de que los k’lar que se alejen, y la muerte ocurre cuando los 37 k’lar abandonan el cuerpo. Sus esenciales creencias les llevan a adorar a los espíritus, haciendo ofrendas a las fuerzas naturales como el señor de la tierra y del agua, que protegen a las aldeas y les dan sustento diario.
Resulta curioso ver sus pieles adornadas con tatuajes como una forma de protección mágica, pues los Karen son muy supersticiosos, y todo lo que hacen tiene un por qué. Sólo los más entregados viajeros son capaces de sentir la magia de acariciar un elefante, mientras se sumergen en un mundo de supersticiones y espíritus que dejarán huella en nuestras futuras decisiones.