AKHA
Los Akha son una de las etnias más pintorescas del Sudeste Asiático. Fácilmente reconocibles por los magníficos tocados las mujeres en los que predominan hileras de monedas de plata, entre las cuales se entrelazan a veces exóticos collares de conchas, plumas de pájaros y demás accesorios de los que no se desprenden nunca, ni siquiera para dormir. También lucen con gracia sus minifaldas ornadas de redecillas de encaje que ellas mismas tejen. En general les gusta la ropa negra con adornos de otros colores. Los hombres se ornamentan los pectorales con llamativas placas de plata o alpaca. Viven en poblados de casas de madera en zonas de montaña conservando un medio de subsistencia tradicional a través de la agricultura y la cría de cerdos, patos, pollos y búfalos de agua. Los Akha son considerados como iguales entre sí y sus normas de conducta hacia otros miembros se basa en el respeto a la edad y a la experiencia, teniendo como máxima referencia espiritual al brujo o chamán, que goza de una gran autoridad en el pueblo por su excepcional facultad de comunicarse con las divinidades. El aspecto más auténtico de esta etnia, reside en el significado espiritual que le dan a su vida diaria y a momentos aparentemente simples de su rutina para nosotros, pero que están cargados de simbolismo para ellos, como por ejemplo un simple juego de niños en un columpio, a sus ojos puede ser un ritual de agradecimiento a los espíritus de los antepasados. Esta magnífica etnia cree que los espíritus pueden influir tanto en la vida cotidiana como en la fortuna a largo plazo de los vivos. Por ello, al entrar en un poblado Akha es inevitable no impresionarse con sus enormes marcos de madera, llamadas “puertas del espíritu” cuya misión es alejar a los malos espíritus del pueblo al tiempo que invita a entrar a los buenos. En la cosmogonía Akha, un espíritu mora en cada planta, árbol, piedra, semilla u órgano del cuerpo. Así, cuando alguien enferma, el curandero busca la cura tratando directamente con el enfadado espíritu que se queja en la parte del cuerpo que duele. El festival más importante tiene lugar a los ciento veinte días de la primera plantación de arroz del año. Suele ocurrir en Agosto, y las mujeres aprovechan para lucir sus vestidos tradicionales que confeccionan durante todo el año y los muestran en los grandes bailes de los poblados, como por ejemplo el poblado Kao Saen Chai y el poblado Paca. Atravesar la puerta de los espíritus en un poblado Akha, conduce a una secreta sensación de conexión interior, donde solo uno mismo percibirá qué espíritus ancestrales nos acompañan en este viaje.